domingo, 21 de abril de 2013

La “Movilidad Exterior”, el cine francés y la ontología del lenguaje


Lo confieso: en ocasiones, veo cine francés. Y si puedo, en versión original. Debe ser algo genético, porque hace unos meses, siguiendo la recomendación de mi prima, fui a ver “El nombre”. Y como ella predijo, me reí mucho.
En la película, un grupo de amigos de toda la vida se reúnen para cenar. Una de las parejas espera un bebé, y al preguntar por el nombre que le darán se desatan una serie de situaciones que construyen la película.
Éste es uno de los principios básicos de la ontología del lenguaje: las palabras  generan realidades. El nombre que el futuro padre había elegido es un nombre polémico, un nombre “en  broma” que busca provocar al resto de los presentes. Y vaya si lo consigue: en la discusión provocada salen pequeñas mentiras piadosas que decimos a las personas de nuestro alrededor para no molestar, que son arrojadas violentamente entre los amigos con la peor de las intenciones. Lo mismo ocurre con algunas verdades que los protagonistas se ocultan con el afán de proteger a los otros ante una realidad que se supone puede ser demasiado dolorosa…con lo cual, los amigos ven cómo su relación, que se suponía sólida, estable y duradera, basada en lazos de familia y amistad, se resquebraja hasta los cimientos, con pelea en la que vuelan platos de comida por el salón incluida. De alguna extraña manera, todo esto pasa sin dejar de ser una comedia,  rara y  francesa pero comedia.

¿Y por qué este comentario cinematográfico a más de seis meses del estreno de la película? Pues por la “Movilidad exterior”, algo que ha sonado mucho a lo largo de esta semana.   Igual que otras expresiones que, aunque más antiguas, no dejan de sorprenderme: mi padre no es mayor, está “cronológicamente bien dotado”; un piso “recomendado para personas jóvenes” es un cuarto o más sin ascensor;  “crecimiento negativo” siempre me ha recordado a cuando mis compañeras de Soria del colegio mayor me hablaban, a mí que soy de Cáceres,  del “abrigo de verano”: dos conceptos que no caben en la misma frase; reordenaciones, desaceleraciones y una larga serie de eufemismos (por cierto, buscando ejemplos he encontrado un curioso estudio de una profe del Instituto Cervantes acerca del tema. Si te interesa lo puedes ver aquí ).  Del mismo modo que en la película, se han generado realidades: artículos en prensa, tweets, personas ofendidas que reaccionan de diferentes maneras… sólo faltan los platos volando por encima de la mesa. Bueno, y el ambiente de comedia. La (supongamos que buena) intención de protegernos ante una realidad demasiado cruel hace que se cuestionen bastantes cosas...esperemos que, igual que en la peli, al cabo de un año hayamos sido capaces de reconstruir de manera mucho más sólida nuestra nueva realidad.

 


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